Detrás del conflicto armado colombiano existe
una realidad que los combatientes, ya sean guerrilleros, paramilitares o
militares, conocen bien y se benefician de ella para lucha contra el enemigo. Esta
opción de ayuda es la magia negra o brujería.
A propósito del reciente video filmado por un
soldado del Ejército Nacional en la selva, donde presta su servicio contraguerrilla, se
ve claramente que uno de ellos es acosado y arrastrado por un ente desconocido e invisible.
El suboficial que intenta auxiliar al recluta, asegura que es el mismo ‘lucifer’ quien lo agobia.
Se cree que aquel ser demoniaco es una bruja.
Debido a la experiencia vivida por otras personas y porque así lo informó la emisora
Blu Radio el paso 16 de octubre. Muchos afirman que se trata de una broma por
ser el me de Halloween.
De la hechicería se han servido desde siempre en la guerra para protegerse de los ataques de los contrincantes. Y ha sido el arma oculta empleada para debilitarlos y acabarlos.
Este tipo de prácticas, como se ha evidenciado, son muy comunes en las zonas rurales de conflicto armado. Donde tradicionalmente se
ha creído en brujas, hechizos y poderes
sobre naturales.
Es la necesidad que tiene el hombre de cargar
amuletos, rezar las balas y tomar bebedizos para no morir, dado el sentimiento
de debilidad y de indefensión que siente frente a su oponente. Los sujetos que
se sirven de tales recursos se les llama los ‘cruzados’.
“El cruce entre brujería y violencia no es extraño”,
dice Carlos Alberto Uribe, director del Departamento de Antropología de la
Universidad de los Andes y autor del estudio “Magia, brujería y violencia en
Colombia”. Expone que el fenómeno no es
actual en Colombia pues se remonta a la época de la violencia
(1948-1965).
Sin embargo, existen hallazgos documentales reveladores de que en la Guerra de los Mil Días se usó la magia negra.
Bruja lee el tabaco
Foto: albherto.wordpress.com
Una de las practicas
más recurrentes es dejarse crecer las uñas y pintarlas de negro. Algunos solo
se dejan crecer y pintar la uña del dedo meñique de la mano. Es un pacto con el
Diablo. Se piensa que al hacerlo son inmunes a cualquier ofensiva del otro. Incluso,
flotan en el combate e invisibles son. Es decir, no son perceptibles.
A parte de serle útil
para estos aspectos, les permite lidiar más fácilmente con el infierno de ‘los
espíritus’ de tantas personas torturadas y asesinadas.
Esta estrategia de
supervivencia impone condiciones. Unos hablan de que tienen que ofrecer un
muerto al mes y otros que deben beber sangre de gato.
En una entrevista del
2007 hecha por la periodista del periódico El Tiempo Luz María Sierra a un
paramilitar. El combatiente dijo: “De todas es muertes se formó un problema ni
el berraco. La gente se volvía loca, se les metía un espíritu y los ponía a que
se golpearan contra los árboles. Amanecían con morados por todo lado. Como
metérseles el demonio”.
Este pareciera ser el
caso del soldado Marín, perteneciente al batallón de contraguerrilla No. 24,
quien fue atacado por una fuerza maligna la noche en la que él y su tropa
acamparon en zona rural de Panamá de Arauca.
El joven emitía gemidos
desgarradores que despertaron a sus compañeros quienes lo vieron revolcarse en
el chinchorro. Nadie lograba despertarlo y estaban aterrorizados.
Al amanecer, Marín
tenía moretones por todo el cuerpo, principalmente en el cuello, pecho y
piernas. Según un uniformado de su pelotón reveló que ese no ha sido el único
suceso “había pelados que terminaban con el cuerpo paralizado o con
enfermedades raras que ningún médico supo qué eran”.
Uñas de negro de una paramilitar (brujería)
También se conoce la
historia de las cascabeles del ‘El negro Acacio’, guerrillero caucano con 22
años en esa organización armada. Abatido en septiembre del 2007. Es otra forma
de utilizar la hechicería.
El fin de estos
elementos era supuestamente, avisarle cuando se acercara un operativo de las
autoridades a su campamento.
El mito, famoso entre
los militares, fue revelado cuando se dio de baja este personaje, ya que
hallaron en sus bolsillos los célebres cascabeles.
Para concluir, la
brujería no solo es manipulada por los combatientes del conflicto. También por
las víctimas. Ellas se benefician
en el momento de buscar información de sus familiares desaparecidos por la
guerra. Dada la incertidumbre, la desesperación y la falta de ayuda por parte
del gobierno nacional.
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