sábado, 18 de octubre de 2014

La brujería, el arma oculta de la guerra

Hechicería en el conflicto colombiano
Foto: Semana.com

Detrás del conflicto armado colombiano existe una realidad que los combatientes, ya sean guerrilleros, paramilitares o militares, conocen bien y se benefician de ella para lucha contra el enemigo. Esta opción de ayuda es la magia negra o brujería.

A propósito del reciente video filmado por un soldado del Ejército Nacional en la selva, donde presta su servicio contraguerrilla, se ve claramente que uno de ellos es acosado y arrastrado por un ente desconocido e invisible.

El suboficial que intenta auxiliar al recluta, asegura que es el mismo ‘lucifer’ quien lo agobia. 

Se cree que aquel ser demoniaco es una bruja. Debido a la experiencia vivida por otras personas y porque así lo informó la emisora Blu Radio el paso 16 de octubre. Muchos afirman que se trata de una broma por ser el me de Halloween.


De la hechicería se han servido desde siempre en la guerra para protegerse de los ataques de los contrincantes. Y ha sido el arma oculta empleada para debilitarlos y acabarlos.  

Este tipo de prácticas, como se ha evidenciado, son muy comunes en las zonas rurales de conflicto armado. Donde tradicionalmente se ha creído en brujas, hechizos y poderes 
sobre naturales.

Es la necesidad que tiene el hombre de cargar amuletos, rezar las balas y tomar bebedizos para no morir, dado el sentimiento de debilidad y de indefensión que siente frente a su oponente. Los sujetos que se sirven de tales recursos se les llama los ‘cruzados’.

“El cruce entre brujería y violencia no es extraño”, dice Carlos Alberto Uribe, director del Departamento de Antropología de la Universidad de los Andes y autor del estudio “Magia, brujería y violencia en Colombia”.  Expone que el fenómeno no es actual en Colombia pues se remonta a la época de la violencia (1948-1965).

Sin embargo, existen hallazgos documentales reveladores de que en la Guerra de los Mil Días se usó la magia negra. 


Bruja lee el tabaco
Foto: albherto.wordpress.com


Una de las practicas más recurrentes es dejarse crecer las uñas y pintarlas de negro. Algunos solo se dejan crecer y pintar la uña del dedo meñique de la mano. Es un pacto con el Diablo. Se piensa que al hacerlo son inmunes a cualquier ofensiva del otro. Incluso, flotan en el combate e invisibles son. Es decir, no son perceptibles.

A parte de serle útil para estos aspectos, les permite lidiar más fácilmente con el infierno de ‘los espíritus’ de tantas personas torturadas y asesinadas.

Esta estrategia de supervivencia impone condiciones. Unos hablan de que tienen que ofrecer un muerto al mes y otros que deben beber sangre de gato.

En una entrevista del 2007 hecha por la periodista del periódico El Tiempo Luz María Sierra a un paramilitar. El combatiente dijo: “De todas es muertes se formó un problema ni el berraco. La gente se volvía loca, se les metía un espíritu y los ponía a que se golpearan contra los árboles. Amanecían con morados por todo lado. Como metérseles el demonio”.  

Este pareciera ser el caso del soldado Marín, perteneciente al batallón de contraguerrilla No. 24, quien fue atacado por una fuerza maligna la noche en la que él y su tropa acamparon en  zona rural de Panamá de Arauca.

El joven emitía gemidos desgarradores que despertaron a sus compañeros quienes lo vieron revolcarse en el chinchorro. Nadie lograba despertarlo y estaban aterrorizados.     


Al amanecer, Marín tenía moretones por todo el cuerpo, principalmente en el cuello, pecho y piernas. Según un uniformado de su pelotón reveló que ese no ha sido el único suceso “había pelados que terminaban con el cuerpo paralizado o con enfermedades raras que ningún médico supo qué eran”.  



 Uñas de negro de una paramilitar (brujería)
Foto: Paulo Licona

También se conoce la historia de las cascabeles del ‘El negro Acacio’, guerrillero caucano con 22 años en esa organización armada. Abatido en septiembre del 2007. Es otra forma de utilizar la hechicería.

El fin de estos elementos era supuestamente, avisarle cuando se acercara un operativo de las autoridades a su campamento.

El mito, famoso entre los militares, fue revelado cuando se dio de baja este personaje, ya que hallaron en sus bolsillos los célebres cascabeles.

Para concluir, la brujería no solo es manipulada por los combatientes del conflicto. También por las víctimas. Ellas se benefician en el momento de buscar información de sus familiares desaparecidos por la guerra. Dada la incertidumbre, la desesperación y la falta de ayuda por parte del gobierno nacional. 

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